sábado, 19 de mayo de 2012

MIAMI - NUEVA ORLEANS - PUNTA CANA 2011


 Como no hay dos sin tres, teníamos claro que este año volvíamos a los USA, después de disfrutar los ultimos años de vacaciones en varios países en vías de desarrollo en las que si no estabas pendiente de la malaria, lo estabas del dengue, y sino, de no lavar los dientes con agua del grifo. (vacaciones todas ellas inolvidables, eso si) . La cuestión era donde, quizás repetir alguno de los destinos anteriores? Los Angeles, New York, Las Vegas…..No sería por ganas, pero teníamos clavada la espina de New Orleáns desde que visitamos Memphis, así que nos montamos un combinado de Miami y New Orleáns rematándolo con una semana al sol de Punta Cana.

                                    MIAMI

Aterrizamos en Miami y nos fuimos directos a conocer el hotel, el Wyndham Garden, en pleno centro de SOBE. Sin duda, su emplazamiento, es lo mejor de un hotel que cumple con lo básico, así que no os esperéis ningún lujo si os alojáis aquí.
Situado en la 11 con Washinton, nos permitió llegar en 2 minutos a la playa, en 5 a Española Way y en 8 minutos a Lincoln Road.
La primera impresión de Miami: bienvenidos a los 80´s! colores fosforitos, neones, recuerdos de Tony Montana, camisas hawaianas, todo tipo de coches de lujo (lamborginis, porches, ferraris y bentleys por doquier, entre muchos otros)….aquello parecía salido de un episodio de Miami Vice, lo que a otros quizás les parecería hortera y trasnochado, a nosotros nos encantaba. Excelente!.

Buen clima, buen ambiente, muchos restaurantes, tiendas de todo tipo en las que encontraras desde souvenirs por unos pocos dólares a pantalones vaqueros de 800 euros. Sobre todo, tiendas de tatuajes, en todas partes hay tiendas de tatuajes, es increíble. Debíamos de ser los únicos no-tatuados de todo Miami Beach.

Tras la cena en Española Way, paseo por Ocean Drive, viendo las fachadas de los hoteles, estilo art-deco, el Lumus Park, y la casa donde fue asesinado Versace. Como todo el mundo se hacia una foto allí, nosotros no quisimos ser menos.




Después de una tarde noche que dio mucho de sí, tocaba irse a descansar. No estaba mal para la primera toma de contacto.

Al día siguiente, sesión de Birkram Yoga en frente de hotel, (www.bikramyogamiami.com), una modalidad de yoga prácticamente desconocida en España pero que nos impresionó gratamente, y que tras 90 minutos de intenso Yoga a casi 50 grados de temperatura, nos preparó para una jornada de playa. Paseos al sol por una playa de arena blancas y aguas transparentes, interminable, con una temperatura del perfecta.





Cuando veáis salir a todo el mundo corriendo del agua, seguir su ejemplo. Al principio no entendíamos muy bien de que iba ese extraño ritual. Luego, al ver las aletas de los tiburones pasando a escasos metros nuestros cogimos bastante práctica en salir corriendo hasta la orilla. Gracias a ello, estamos aquí para contarlo con todas nuestras extremidades intactas.

Para comer, es recomendable un dinner americano típico de los años 50 que esta también frente al hotel. Nos gusto, podéis echarle un ojo aquí: www.eleventhstreetdiner.com

No podemos decir lo mismo de cenar en las terrazas de Ocean Drive. Caro y malo. Evítalo.

Otro día más, madrugón a las 6.30 de la mañana para empezar la clase de yoga a las 7. Cualquiera diría que estábamos de vacaciones, pero las clases de Birkram yoga lo merecían y os recomiendo que si pasáis por Miami os dejéis caer por allí, os lo pasareis en grande. Con cuerpo y mente preparados tras el yoga matutino, nos encaminos en el bus S al aventura mall, a realizar compras. El típico mall americano con todas las tiendas que te puedas imaginar, como para echar el día de compras, que es lo que hicimos nosotros, para después volver al hotel , dejar las compras y salir a comprar mas en washintog y lincoln. Una jornada agotadora.




Tras otro día de playa y compras, finalizamos nuestras últimas horas en Miami colándonos en una disco de ocean drive y disfrutando de unos cocteles al ritmo de la música y del calor de la noche de Miami.




Miami. Una ciudad de la que no me esperaba nada y que lo tiene todo. Un buen sitio para irse a vivir, sin dudarlo.


  NEW ORLEANS


Llegamos a New Orleáns a por la mañana, en un vuelo de las American Airlines. Nada mas aterrizar, de camino al hotel el conductor nos relataba la tragedia del Katrina. Es sobrecogedor observar las dimensiones de aquella catastrofe, de la que aun se están recuperando. Kilómetros y kilómetros de áreas aún deshabitaddas en el extrarradio, e incluso edificios gubernamentales en el centro de NOLA aun inutilizados.

Llegamos a nuestro hotel, el Bourbon Orleáns. Un hotel perfecto en todos los sentidos, limpieza, servicios, piscina, ubicación en pleno French Quarter, 5 fantasmas propios (niños, enfermera, soldado y otros dos que no recuerdo bien, se dice que pululan por los salones y diversas habitaciones del hotel)….y la ginda, el encontrarnos en recepcion con Miguel, un chico encantador tambien de Asturias, Noreña en concreto, que nos ayudó en todo. Gracias Miguel, nos veremos por De Labra!!!

No perdimos un minuto y bajamos de recorrer el French Quarter.



Primera impresión, una pasada de edificios, como siempre una cosa es verlo en fotos y otra estar allí. Ambiente bohemio, de pintores, adivinos, músicos de jazz callejeros (muy buenos) y artistas y freaks de lo mas variopinto en la calle. Estábamos en nuestra salsa.




El ambiente del sur tiene algo del que carecen los estados del norte, ni mejor ni peor, simplemente, diferente, es algo mágico si te dejas arrastrar por el. Será el Missisipi, será la cultura musical, gastronómica, o los recuerdos de ver de crio al Rey en esos mismos balcones cantando “Crawfish” en la pelicula King Criole.




Primera parada, no podia ser de otra manera, el House of the Blues en Decatur St. Impresionante local, que tiene como co-propietario a Elwood Blues, 50 % de los simpares Blues Brothers. Compras en su tienda, visita a sus varias zonas de comidas y bebidas decoradas magníficamente al estilo Nola; voodoo, jazz, brujería, blues…. Un sitio en el que hay que tomarse una cerveza, como reza la inscripción en la barra de su bar, “ A la memoria de Jake Blues”.






Salí del local contento y emocionado de estar alli, y nos dirigimos a comer a un Bubba Gump cercano, antes de visitar por la tarde diversas tiendas de recuerdos y souvenirs (casi todas tienen lo mismo), galerias de arte, tiendas de musica y de Voodoo,…si, y es que alli el Voodoo tiene la categoría de religión “oficial” y no esta mal dejarse caer por esas tiendas/museos, en el que podéis encontrar desde pociones para atraer la suerte, el amor, o hacer que tu vecino fracase en sus negocios. Nosotros, nos hicimos con 7 muñecos Voodoo, con su correspondiente libro de instrucciones y alfileres.




Así, entre las arterias principales del French Quarter (royal, decatour, y como no, bourbon st.) realizamos parada el Pat O´Brians, en el que probamos unos de sus famosos Huracanes. Una extraña mezcla de licores que con un sabor dulzon nos estrangulo el cerebro, y hizo perder la nocion del espacio-tiempo.




En el bar tienen un servicio en el que prometen llevarte a casa o al hotel en el caso de que no te valgas por tus propios medios. Todo un detalle!!!. Salimos de alli antes de tener que requerir de ese tipo de atenciones, y para despejar, nada mejor que un paseo por la orilla de Missisipi que bajaba al limite de su caudal.




Se temia por una nueva evacuacion de NOLA, esta vez incluso más dañina que la del Katerina ya que de producirse, inundaria todo el French Q. Montamos en el Ferry y cruzando el Missisipi, nos llevo frente a la ciudad, un buen punto para disfrutar de NOLA y sacar buenas fotos.







De vuelta paseamos por el riverwalk, otra vez rumbo al French Quarter, para ponernos nuestras mejores galas y degustar una suculenta cena estilo cajun en Muriel´s (www.muriels.com), tras lo cual, recorrimos los bares de Bourbon St, mientras nos tiraban collares desde los balcones (yo pensaba que eso solo era en el mardi grass, pero no), tomamos unas “granadas” en el tropical isle, y finalizamos escuchando jazz del bueno en fritzel´s.




Os dejo un enlace del sitio en el que estuvimos: www.youtube.com/watch?...re=related


Bourbon St.




La calle Bourbon hace que el strip de las vegas parezca una fiesta de pueblo. Es salvaje. Alli todo es en exceso, el alcohol (a menores de edad, lamentable, y a mayores de edad, cayendose al suelo y siendo ayudados por la policia….. igualmente lamentable), la prostitución, olores en la calle que nos recordaron a la India…..en fin, el autentico “desmadre a la americana” no apto para todos los públicos. Respecto a la música, el autentico Jazz esta escondido al gran público en pequeños locales que cuesta encontrar entre bulliciosos pubs que ponen su música a tope. Sin duda, Bourbon St., antaño cuna y fuente de inspiración de alguno de los mejores músicos de jazz del mundo, esta prostituido y de su tradición y herencia musical, prácticamente no queda nada (pero que pinta jon bon jovi en el festival de jazz de este año???). En ese sentido, me defraudó enormemente, al no haber sabido mantener su esencia del pasado como si sucede, por ejemplo en Beale St de Memphis.

Al día siguiente, realizamos una excursión que habíamos concertado previamente por internet a los pantanos.




Pero primero desayuno en el famoso café du monde, para probar sus famosos beagles.

La visita a los pantanos estuvo bastante bien, se nos explicaron muchas cosas de la flora y fauna de los swamps y como no, vimos cocodrilos en abundancia a escasos metros de nuestra pequeña embarcación.







Si a alguien le interesa, la empresa es www.cajunencounters.com

Por la tarde degustación de la comida cajun: jambalaya, gumbo, ostras, poo boys, crawfish,….todo delicioso. Mas paseos por la rivera del missisipi, visita a la catedral, al museo voodoo, mas compras, y más comida cajun (fantástica cena en el Ocena Grill), mas cervezas, y como no, mas jazz. Un último paseo por bourbon st. y de regreso al hotel, al dia siguiente partiamos a disfrutar de una semana de descanso en punta cana.






Nos gusto NOLA, ha sido toda una experiencia pasear caminar por el French Quarter, reencontrarnos con el missisipi, degustar la comida cajun, sumergirnos en el mundo del voodoo, pasear por los pantanos….







Las pequeñas cosas que no nos gustaron tanto, quedan en el olvido, sepultadas por todos los buenos recuerdos, y ahora, desde el escritorio de mi habitación practico con una harmónica afinada en C viejas canciones que me vuelven a transportar a sur de los Estados Unidos donde estoy seguro que un día volveré.


Para finalizar las vacaciones nos faltaban disfrutar de 6 dias en Punta Cana, Hotel Grand Paladium. Pero eso ya es otra historia.

1 comentario:

Cristian dijo...

He estado en los parques de Orlando y son impresionantes. El que más me gusto es el Hollywood Studios. Recuerdo que también conocí los outlets de Orlando y luego me fui a los Mejores Hoteles en Miami para poder descansar un poco en esas playas